Estado de la educación en España en el mundo

Como hemos podido ver en clase, España se encuentra en una posición realmente comprometida en cuanto a resultados académicos. Según el artículo de Olga San Martín en 2018, España lideraba el mayor porcentaje de alumnos repetidores de la OCDE (un 11%) muy por encima de otros países como Alemania o Francia. En este aspecto, España ha mejorado durante los años de pandemia reduciendo las tasas de repetición a la mitad debido a la flexibilidad de la Ley Celaá aprobada en 2020 (del 8.5 al 4.2% según el Ministerio de Educación). Esta ''mejora'' obedece a una reducción del contenido a impartir como también a la posibilidad de pasar a cursos posteriores con asignaturas suspendidas, lo que enmascara el verdadero logro de solucionar el fracaso escolar. En ese mismo artículo, se mencionaba que el número de alumnos de Formación Profesional (FP) era menor en España que en otros países. Afortunadamente, los datos avalan que los jóvenes están apostando más por este tipo de formación: en Castilla y León han pasado de 42.992 inscritos en el año académico 2021-2022 a 44.456 inscritos para este año, lo cual se traduce en un aumento del 3.61%. El punto fuerte de la Formación Profesional es que arroja una alta inserción laboral (aproximadamente un 85%) que sirve de motivación para el futuro laboral de los alumnos. Como conclusión, es positivo que se retome la posibilidad de emprender cursos de Formación Profesional frente a estudios Superiores, los cuales no garantizan en igual medida la entrada al mercado laboral en trabajos relacionados con sus estudios (según el Informe CYD 2020, se arrastra una sobrecualificación dado el elevado porcentaje comparado de graduados superiores con empleo en grupos ocupacionales de baja cualificación, un 36% frente al 24% de media en la UE)